La tecnología inteligente actual ha marcado el comienzo de la Cuarta Revolución Industrial, una nueva era que integra las comunicaciones con las prácticas industriales automatizadas y la fabricación tradicional.

En resumen, los dispositivos inteligentes pueden hacer innecesaria la intervención humana: las máquinas se comunican, se autodiagnostican y resuelven problemas. Si bien estos nuevos productos y servicios pueden aumentar la eficiencia, los analistas dicen que deben usarse de la manera más ética posible, dado el impacto que tienen en nuestra vida.

Sin embargo, los avances en Inteligencia Artificial (AI), en el Internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés), en la impresión 3D, en la robótica, en la ingeniería genética y en la computación cuántica a menudo difuminan los límites entre los mundos digital, físico y biológico.

Durante más de 20 años, la tecnología se ha arraigado en nuestras vidas. El correo electrónico es móvil. Slack, Discord, Microsoft Teams y Cisco Webex son de uso común. Y esa realidad marca el comienzo de un nuevo conjunto de retos complejos que los líderes empresariales deben resolver.

El Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, pronuncia un discurso en la Cumbre Mundial de Tecnologías Emergentes de la Comisión de Seguridad Nacional sobre Inteligencia Artificial, el 13 de julio de 2021, en Washington, DC. La cumbre abordó los desafíos y las soluciones con las tecnologías cibernéticas y emergentes en el gobierno, las organizaciones internacionales y el sector privado. (Kevin Dietsch/Getty Images)

La Cuarta Revolución Industrial exige que los productos y servicios tecnológicos sean más éticos e inclusivos, según Devon McGinnis, gerente senior de marketing de Salesforce. “Piensa en sistemas GPS que sugieran la ruta más rápida a un destino, asistentes virtuales activados por voz, como Siri de Apple, recomendaciones personalizadas de Netflix y la capacidad de Facebook para reconocer tu rostro y etiquetarlo en la foto de un amigo”.

La pregunta no es si la tecnología es buena o mala, sino cómo se diseña y se utiliza.

“Es necesario pensar en la información que deseas recopilar cuando diseñas lo que vas a recopilar, no recopilar todo y luego decir: ‘No debería tener esta información’”, dijo Barbara Grosz, profesora Higgins de investigación de Ciencias Naturales en la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas John A. Paulson, de Harvard.

Para navegar en la Cuarta Revolución Industrial, las empresas deben aplicar las siguientes estrategias:

1. Diseñar con marcos que implementen productos, políticas, leyes y ética para garantizar que los derechos humanos básicos estén protegidos para todos los usuarios.

2. Mantener equipos diversos dentro de la organización para generar conocimientos, proporcionar retroalimentación y supervisar los productos y servicios antes de que salgan al mercado.

3. Involucrar trimestralmente a los accionistas y a los líderes establecidos para orientar los principios y valores fundamentales de la empresa.

4. Hacer uso de la investigación basada en datos sobre tendencias emergentes para evaluar el riesgo y respaldar un movimiento hacia aplicaciones de la ética en toda la industria, y que incluya a todos los segmentos de la sociedad.

Tales reglas pueden actuar como un modelo para las empresas que navegan por aguas inexploradas.

Los consumidores aman la tecnología porque les facilita la vida. Las empresas aman la tecnología porque genera dinero. Sin embargo, los consumidores desconfían de la tecnología intrusiva que sobrepasa su función, y las empresas, desde Enron hasta Wells Fargo, pueden sufrir un impacto en los ingresos o en la reputación si se ignora la ética. Las redes sociales también han estado bajo la mira por violaciones a la privacidad.

Los usuarios de tecnología moderna son más conscientes del uso indebido de datos personales, de la difusión de información falsa y de la manipulación. No quieren que los minoristas vendan datos personales sin su consentimiento; ni que las redes sociales influyan en las noticias que leen; ni que algoritmos corporativos favorezcan a unos grupos sobre otros.

Dos programadores informáticos trabajan en código. (Lisa Chau/Zenger)

El estudiante de doctorado de la Universidad Penn State, Christen Buckley, argumenta que la recopilación de datos y su uso deben aplicarse en forma conservadora: un análisis de datos sofisticado puede identificar la discriminación en la votación, la vivienda, la educación y otras áreas necesarias de la sociedad, pero también puede tener consecuencias negativas.

“Con mayor frecuencia, la forma en que se recopilan y utilizan los datos refuerza las divisiones socioeconómicas y las jerarquías de poder. En general, tanto los gobiernos como las entidades corporativas son sorprendentemente ineptos para proteger a las comunidades vulnerables y sus datos. La recopilación y el uso problemáticos de tales datos solo empeoran con una mentalidad de ‘recopilar primero, considerar la ética después’”, escribió Buckley.

“Puede que se reconozca la posibilidad de perfilar o revelar inadvertidamente la pertenencia de un individuo a ciertos grupos, pero no se ha priorizado hacerse cargo de esta problemática”.

La computación cuántica es importante en la Cuarta Revolución Industrial. Aquí, el director ejecutivo de Intel Corp., Brian Krzanich, pronuncia una conferencia magistral en el CES 2018, en Las Vegas, el 8 de enero de 2018. (Ethan Miller / Getty Images)

Grace Barkhuff, exgerente de productos y ahora estudiante de posgrado de Georgia Tech, está tratando de determinar los derechos que una persona tiene en línea. Estos incluyen: el derecho a acceder a Internet, el derecho contra el acoso en línea y contra los ciberataques, el derecho a la libertad de expresión, la igualdad en el acceso y el trato en línea, el derecho a la propiedad de los datos, el derecho a una dirección IP personal y el requisito de considerar los impactos ambientales del uso digital.

Barkhuff quiere ver el “Reglamento general de protección de datos”, o GDPR (por sus siglas en inglés), adoptado en Estados Unidos en todas las industrias. El objetivo del GDPR es hacer que las leyes de privacidad de datos sean uniformes en toda Europa.

“¿Sabías que si alguna vez has usado [la aplicación de citas] Tinder, la empresa tiene el equivalente a un expediente lleno de datos sobre ti? Tus preferencias, las veces que iniciaste sesión, cada conversación que has tenido”, dijo Barkhuff. “Ellos saben cuando estás solo. Saben cuando estás teniendo citas o no. Tinder no tenía ningún interés en eliminar esta información, hasta que apareció el GDPR y los obligó a por lo menos permitir que los usuarios europeos soliciten que se elimine su información”.

Un ejecutivo de la empresa de tecnología de inteligencia artificial cognitiva Supercharge Lab dijo que las empresas se encuentran actualmente en una fase de transición y que se ven obligadas a reevaluar sus prácticas pasadas.

“Para que las organizaciones compitan en un panorama cambiante de ‘rabia contra la máquina corporativa’, la creación de aplicaciones éticas de soluciones es esencial. Esto se puede lograr primero asegurándonos de que construyamos tecnología que no daña, luego auditando continuamente los resultados con una sólida pauta moral”, dijo la fundadora de la compañía, Anne Cheng, quien se especializa en estrategia ejecutiva y gestión de operaciones.

“La Generación Z y las generaciones por venir liderarán el cambio para asegurar que solo los buenos sobrevivan”, dijo.

Traducción de Yerem Mújica; editado por Yerem Mújica y Melanie Slone



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